lunes, 3 de noviembre de 2014

La foto de Instagram

-¿Seguro que no eres marica?
Estoy sentado en el pequeño sillón que hay al lado de la cama, con solo una camisa de casi mil pavos y con la polla tan flácida que no parece ni una polla.
                -No. No es eso –le contesto a la chica que ha empezado a vestirse después de que mi miembro no haya podido meterse en su agujerito.
                -Hay hombres que descubren que le van otros hombres a tu edad –dice ella mientras abrocha su sujetador por la espalda. La luna está tan llena que la luz que entra por la ventana es más que suficiente.
                -Ya te he dicho que no soy marica –digo, aún sentado y con la picha muerta. Enciendo un pitillo y pongo un disco de Transvision Vamp en mi iPhone-. Además –sigo-, no sabes ni la edad que tengo.
                -¿50? ¿60?
                -Serás hija de… -le lanzo el cigarro a la cara y ella lo aparta de un manotazo y me llama cabrón-. Solo tengo cuarenta y tres.
                -Pues aparenta más. Solo hay que verte –y señala con la mirada mi triste aparato.
                -Me he corrido muchas juergas cuando era joven, cariño.
                -Me hubiera gustado conocerte en aquella época. Tienes pinta de haber sido un tipo atractivo –y se sienta en la cama, junto al sofá donde estoy yo y empieza a acariciármela-. Y seguro que esto te funcionaba.
                -No te hubiera gustado –digo-, era un tío muy loco.
                -Me gustan los locos que no piensan en el mañana.
                -Si quizás hubiese pensado en este mañana –señalo mi polla-, no hubiera cometido algunos excesos.
                -¿Qué tipo de excesos? –quizás esté consiguiendo ponérmela dura.
                -Meterme kilos de cocaína cada noche en los servicios del Neón Club, por ejemplo.
                -¿El Neón Club? –me pregunta, a la vez que me masturba con fuerza-. Allí trabajó mi hermana mayor.
                -Quizás la conozca.
                -Se llama Nora.
                -Conozco a Nora –digo y creo que me voy a correr.
                Me corro.
                Ella va al cuarto de baño y luego sale y se desnuda.
                -¿No querrás follar ahora? –pregunto-. Estoy agotado.
                -No –responde y se desnuda por completo. Y luego se sienta en mis piernas y nos hace una foto.
                -¿Vas a chantajearme, putita?

                -No. Voy a colgarla en Instagram

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