Ahora es el turno de los isquiotibiales. Dependiendo del
momento siento que se me congela un músculo u otro; una parte del cuerpo u
otra. Ahora es la parte posterior de mi pierna la que siento helada. Me levanto
porque las voces empiezan a estar embotelladas e intento mantener el equilibrio
y una forma de caminar decente pero tengo la sensación de que todo da vueltas y
no puedo centrar la mirada y hay una lámpara que desprende una luz naranja que
me ciega y tengo que entrecerrar los ojos o se me quemarán las retinas. Suena una
canción bastante conocida, pero no puedo reconocerla.
No sé
si estoy echando la meada más larga del mundo o es que llevo con la picha fuera
una hora sin echar gota. Me subo la bragueta y me lavo las manos y el agua
parece que ni si quiera toca mi piel. ¿Está caliente o fría? Quién sabe. Me
miro en el espejo y veo que mis facciones son completamente simétricas. Incluso
si intento cerrar un ojo, el otro se cierra también. Estaba preocupado por
algo, pero ahora me sonrío a mí mismo en el espejo y me siento bien.
Dejo el
cuarto de baño y una chica que pasa por mi lado y me roza huele igual que
alguien que conozco y al volverme para mirarla no hay nadie. Y tengo que tener
cuidado de no pisar a un chico que hay tumbado en el suelo haciéndose el
muerto. Y cuando pasan unos minutos dudo si lo he visto de verdad ahí tumbado o
me lo he imaginado.
Cuando llego
a la mesa donde estamos sentados la luz me parece más baja que cuando lo dejé. Al
sentarme el camarero llega y nos toma nota. Yo pido un margarita y alguien me
hace una pregunta que me ofende, pero no me molesto porque las voces llegan a
mí como si uno de los tres billones y medio de rayos de sol que llegan cada
segundo a la tierra chocase contra un cedro o un nogal: llegando, golpeando, y
desapareciendo.
Ahora es
el turno del deltoides.
Digo algo
gracioso, y cuando me quiero dar cuenta no lo he dicho en realidad pero me
estoy riendo e intento mantener la compostura y hay una persona hablándome de
algo muy serio pero no logro concentrarme. Asiento y cruzo las piernas para dar
la sensación de serenidad pero un sudor frío cae por mi espalda. Bebo del
margarita y me refresca bastante y luego vuelvo a beber y me amarga en la boca.
Ahora es
el turno del tibial anterior. Está totalmente congelado.
En el
espacio suena I Follow Rivers de Lykke Li. Y me gusta mucho está canción
y me apetece escucharla con los ojos cerrados pero quiero escuchar a quien me
está hablando también porque necesito poner los pies en la tierra o perderé la
cabeza. Una voz me grita. Y yo me río.
Digo algo,
y creo que ha sido una tontería. Y no sé si estaré paranoico pero creo que me
han vuelto a decir algo que me ha ofendido. Empiezo a enfadarme pero cuando
intento colocar las ideas en mi cabeza reaparecen como un puzle sin ninguna
foto en sus piezas, totalmente desordenado y en el que todas las piezas son
iguales. Me parece ver a Jennifer Lawrence junto a la barra pero luego
desaparece y luego me saludan desde la distancia y creo que llevo con la mirada
fija en un punto desconocido del bar más de media hora. Tengo la sensación de
que las nubes se han retirado por un momento y ahora hay luz. Luego se vuelve a
oscurecer.
Digo algo
gracioso, y cuando me quiero dar cuenta no lo he dicho en realidad pero me
estoy riendo e intento mantener la compostura y hay una persona hablándome de
algo muy serio pero no logro concentrarme. Asiento y cruzo las piernas para dar
sensación de serenidad pero un sudor frío cae por mi espalda. Bebo del margarita
y me refresca bastante y luego vuelvo a beber y me amarga en la boca.
Déjà vu.
Me da
envidia la niña que sale bailando en un videoclip que proyectan en la pared. Una
niña con un traje de maya color carne ceñido a su esquelético cuerpo y una
peluca rubia que casi le roza los hombros. Y siento envidia de ella y de su
talento y envidio el talento del coreógrafo que ha marcado sus movimientos en
el vídeo. Y me deprimo al pensar que jamás seré una niña famélica bailando en
un videoclip con tanta creatividad.
Se me
congela el occipito frontal.
Una voz
dulce me dice algo dulce y me hace sonreír y me huele a rosas recién regadas y
en el espacio suena Videogames de Lana del Rey y pienso en mi novia y en
mis padres y mi hermana y en mis amigos y la música suena por encima de todo y
de todos y alguien me susurra la palabra Gargantua y todo se llena de
luz y el aroma a rosas frescas es más intenso ahora y noto que hay mucha gente
buena a mi alrededor y la mayoría no tiene por qué estar viva aunque una mano
real me roza la pierna. Una pierna congelada, igual que la otra pierna y los
brazos y el pecho y la espalda. Y ahora se congela el cuello y la cara y los ojos se quedan abiertos y congelados y
la boca y
Ahora es
el turno de los isquiotibiales. Dependiendo del momento siento que se me
congela un músculo u otro; una parte del cuerpo u otra. Ahora es la parte
posterior de mi pierna la que siento helada. Me levanto porque las voces
empiezan a estar embotelladas e intento mantener el equilibro y una forma de
caminar decente pero tengo la sensación de que todo da vueltas.
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