
"En última estancia telefoneé a Jayne. Me escuchó. Me hizo una oferta. Me tendió una mano. Me impresionó tanto que rompí a llorar. Entendí de inmediato que se me otorgaba algo extremadamente raro: una segunda oportunidad con alguien. Al principio me resistí brevemente, pero un factor invalidaba todo lo demás: nadie más me quería."